Canto fúnebre de 14 minutos de duración, es una video instalación sonido de dos o mas proyecciones enfrentadas. Construye un diálogo entre dos orillas del Río Cauca en Colombia, sumergiendo al espectador entre el crecimiento del agua y los gritos a través de llamados sin respuesta. Asistimos a una trenodia: un canto fúnebre por una catástrofe de orden político. Se trata de un lamento por las víctimas. En este caso el lamento es tanto visual como sonoro, el espacio intermedio entre las dos pantallas se va llenando de imagen y sonido, de silencios y sombras. El sonido Dolby 5.1 actúa como plataforma de un territorio por donde transita el flujo del agua y la voz evocando pérdida y violencia.
TRENO, Doble pantalla, 2007
Las fuerzas del torrente se arremolinan, crecen en nuestro interior y afloran a la superficie. Voces humanas hacen eco en esta espesura. Se trata de llamados; voces que viajan a través de silencios remotos, en la oscuridad de la profundidad de las aguas. Esta trabajando en nosotros el poder de una sutil alegoría que nos remite a la guerra, la violencia entre los hombres, y el luto. La potencia de la alegoría consiste precisamente en llevarnos a ese estado de inmersión en la corriente, que nos coloca en un lugar reflexivo, aunque no buscado, casi sometido a la expectación, en donde fluyen relaciones involuntarias sobre la desgracia humana en la violencia. Toca el fondo traslucido que hay detrás del pensamiento, vinculándonos íntimamente a esas fuerzas en contradicción que es un torrente imparable: la guerra.
En Treno no está narrando literalmente una anécdota, sino alimentándose de la metáfora del río para hablar de la impotencia y la distancia, de la sensación de estar en dos orillas.
Treno, Díptico Videoserigrafía sobre placa de acero inoxidable Edición 6 Dimensiones: 98 X 63 cm 200
Mapa (Treno) Fotografía digital Edición 5 Dimensiones: 1,10 m X 1,50 m 2007
OBRA
El lugar del espectador de Treno es paradójico, está simultáneamente a un lado y al otro del río, y está, también, en medio del torrente de las aguas, desde allí escuchan las voces; el grito alcanza las dimensiones del canto, en la medida en que circula por el espacio. En la instalación de Echeverri, hablar cantado se convierte en un lamento que no encuentra respuesta en la otra orilla, el puente se ha roto y el tumultuoso sonido del río ahoga las voces.
Dirección General: Clemencia Echeverri Cámara: Mauricio Bernal y Clemencia Echeverri Asistente de Cámara y editor de video: Diego León Segundo Asistente de Cámara: Lucas Jaramillo Sonido: Clemencia Echeverri Diseño sonoro: 5.1 Daniel Prieto Fotografía: Camilo Echeverri